Feliz año

FELIZ AÑO

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Alfons Aladreta
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Las personas asiduas a la lectura de esta revista saben que el comité de redacción de The Valencianer es muy estricto con los periodos vacacionales. De modo que, en espera del próximo número que saldrá en enero, les enviamos una inquietante felicitación que muestra el momento en el que el año nuevo toma el relevo al año viejo, y un onírico cuento de Navidad que explica la única felicidad posible en estas fechas: el exilio interior.

De ocho a nueve me he dado un paseíto con Mago, el perro prestidigitador. Escucho la radio y constato que el gobierno, en un alarde de prodigalidad democrática, tiene cabreada a toda la ciudadanía, desde los sexadores de agapornis hasta los notarios de primera. También me entretengo con la lectura de algunos grafitis con mensaje que embellecen las paredes a la par que conciencian a los vecinos del barrio: «Saúl mongolo», «Vero tiene polla» o «Aviso grúa». Además, compruebo que Papa Noel no se ha enterado de la crisis a juzgar por la de cajas de cartón que vomitan los contenedores de basura. Y,  mientras echo cuentas de lo gastado en almendras garrapiñadas y botellón, me sobreviene un pellizquito en el estómago que sube en espiral hasta mi cogote. Es como la explosión leve de un petazeta, el crujido de un caracol pisoteado, la detonación mínima de un petardo chino, el quebranto de un huesecillo de gorrión, el brillo hipertenso de una bombilla antes de fundirse.

Agosto. Hay instantes muy breves en los que uno parece ser feliz. Se escucha de fondo  «One drop» de Robert Nesta Marley. Aquella tarde fregaba los platos y el café hervía en el fuego. Detrás de la verja de la ventana miraba el último jardín irreductible: el naranjo, la yuca, los cactus, el bambú, la palmera centenaria, las enredaderas, el laurel, la albahaca, la yerbabuena, los geranios… Huele a café, jabón de Marsella, pinzas de tender y tierra. De pronto, la brisa empuja en un bucle imposible las burbujas iridiscentes del Mistol y el vaho aromático del café. Las pompas y el aroma del café giran a mi alrededor con la cadencia del reggae antes de salir disparados por la ventana, estallar y disiparse en el jardín.

Soy feliz en navidad cuando recuerdo el verano.

Antonio Soto
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Esta es su web.

© Alfons Aladreta
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